Otra aventura más del paladín del patio.
El tercer capítulo de Supermontuno ha llegado, y lo enfrenta contra un problema muy conocido en nuestro país.
Si bien nos podemos poner del lado de los conductores por el tema del aumento de la gasolina, una ciudad cuyas calles se encuentran en constante congestión vehicular, o que la ruta o destino es peligroso, en muchas ocasiones cuando ninguno de los casos anteriores entra en juego aún así muchos conductores de transporte selectivo no quieren cumplir con su trabajo, al punto que termina uno viajando donde el taxista quiere ir y no a donde tiene que ir, y muchas veces te tratan como si te estuvieran haciendo un favor al dejarte subir a su vehículo, cuando uno esta pagando por el servicio.
Aclaro que esto no es el reflejo general del gremio, ya que cuando he utilizado este servicio he encontrado también unidades cordiales con el usuario y que no ponen peros al destino, pero sólo luego de encontrarme con un buen par de individuos, que ya sea que proveen este servicio por necesidad, se nota que no les gusta para nada ni llevar ni tratar con gente.
Algunos anotan placas y reportan a quienes les dicen "no voy" o les brindan un mal servicio, yo de plano procuro salir temprano y usar transporte colectivo, para evitarme constantes encontronazos con gente del gremio del transporte selectivo que cuando le das una dirección te miran con una cara de sorpresa y negativa como si les hubieras pedido ir al infinito y más allá.
