Porque este es el mes de la patria, nos ponemos
en modo patriótico. ¡VIVA PANAMÁ!
¡Felicidades a mi país!, la nación que une dos mares, tierra del pin din, el águila harpía, el arroz con pollo y en sancocho, de hombres valientes y mujeres determinadas, de pequeña dimensión, pero gran corazón, una joven de 107 años, pero con mucha historia de triunfo sobre la adversidad, y de levantarse luego de la tragedia, hoy celebro contigo y con mis hermanos panameños.
Hoy, pasa otro año meas desde que nos separamos de la Gran Colombia para formar una nación independiente, que muchos en su tiempo no creían sería duradera, paro nuestro pueblo ha demostrado determinación desde el principio y a lo largo de la historia se ha levantado en contra de la injusticia: desde la revolución que nos llevo a ser nación, hasta la lucha por nuestro territorio por parte de nuestro jóvenes estudiantes, y el renacimiento de la cenizas de una invasión, hemos permanecido, gracias a Dios y creciendo poco a poco.
Se que han habido momentos difíciles en los últimos tiempos, o que muchas de las cosas que se han hecho cuentan con sentimientos encontrados y divergentes entre la ciudadanía, pero este es un momento para reflexionar y pensar en cómo personalmente haremos de nuestro país uno mejor de lo que fue el año anterior, para recibir esta fecha nuevamente con una alegría más grande.
Cada uno de nosotros somos parte importante de nuestra república, por eso las decisiones que tomes dentro de ella son tan importantes como cualquier otra, ¿Cuánto estas pensando cada día en hacer lo mejor para tu nación?
¡Que viva mi país! ¡Que viva Panamá! ¡Celebremos todos juntos y esforcémonos por hacer mejor este país hermoso que nos vio nacer!
"Ante todo recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracia a Dios por toda la humanidad. Se debe orar por los que gobiernan y por todas la autoridades, para que podamos gozar de una vida tranquila y pacífica, con toda piedad y dignidad. Esto es bueno y agrada a Dios nuestro Salvador".
La Bíblia, 1 de Timoteo capítulo 2, versos del 1 al 4.
