Arrancamos el mes con un Construct mundialista.
Y llegó el día del partido España vs Portugal, un partido de pronóstico reservado y cuyo resultado, aunque bueno para muchos (incluyéndome), dejó mucho que desear en lo que a sistema de juego se refiere.
Personalmente, como muchos que me conocen ya saben, sentimentalmente siempre le he ido a España en los mundiales, por esto de "la madre patria" y lo demás, pero en este partido mi deseo de que ganara era mayor porque en la oncena contraria se encontraba CR9 (CR7 en su equipo nacional), ni más ni menos que Cristiano Ronal-dou! (como diría Homero Simpson en el infame comercial de Nike).
Nadie niega que este joven portugués es uno de los mejores jugadores del mundo en la actualidad (para muchos el segundo mejor del mundo, después de la pulga argentina), pero su actitud falta de humildad y en ocasiones de mal perdedor me han hecho uno más de sus detractores. Al punto que era mi sueño personal ver una goleada como la que le hicieron al modesto equipo nor-coreano (que ojala podamos ver en otro mundial, más maduro y con mejor desempeño), pero esta vez que los artilleros sentenciadores fueran los de la tierra de Colón.
Entra David Villa, "el rey" como escucho nombrarlo a un comentador nacional que muchos esperaban que perdiera la voz al inicio del mundial, para recuperarla después de la final, quien ha sido el responsable de mantener a flote a la Santa María del legendario del Bosque después de un inicio que dejó mucho que desear, y con un sólo gol acabó con los sueños de los responsables de que exista Brasil y que prácticamente no haya otro equipo que gane mundiales.
Lo que me es curioso es el hecho de como este jugador militante en el Valencia, que quedara tercero en la liga española, que a pesar de su efectividad como delantero no se ha convertido (hasta la fecha) en un jugador de merchandising, que venda camisetas, pastas dentales, maquinas de afeitar, etc., fue el que resolvió el partido a final de cuentas, y a Ronaldo ( al igual que a Drogba, Cannavaro, Riberi, Rooney y Ronaldinho) no le sirvió para nada su estatus de divo del fútbol, cuando lo que siempre se ha requerido en el campo es efectividad.
La pregunta es cuando tomamos las riendas en una situación, al igual que estos jugadores, cual es la finalidad ¿Sobresalir? ¿Qué la gente me aclame?, o en un deporte de equipo como este que la gente se de cuenta de que cada integrante del equipo cumplió con su trabajo por verdadero amor a la camiseta, y no por una realización meramente personal, para al final jactarse orgullosamente, si al final como dice el dicho que ya he utilizado: "¿que es del 10, sin los diez?".
A España todavía le quedan muchas cosas por aprender en el fútbol, así como rivales de calibre (Paraguay no es ningún congo, mucho menos su rival ya eliminado, Japón, que pelearon una guerra de voluntades hasta el último segundo demostrando la asosiación integral que debe existir en un equipo), pero por lo menos se dan cuenta de que tienen que mejorar y que depende del equipo rescatar la gloría de su país en este deporte.
Y tú, ¿Eres un rey o un divo?
"Pero yo soy lo que soy porque Dios fue bueno conmigo; y su bondad para conmigo no ha resultado en vano. Al contrario, he trabajado más que todos ellos; aunque no he sido yo, sino Dios que en su bondad me ha ayudado."
-la Bíblia - 1 Corintios cap.15, ver.10
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